jueves, 20 de diciembre de 2012

Caricias





Mi último escrito del año, va a ir para ti…


Últimamente apareces mucho en mis sueños, me cuentas cosas, me sigues dando consejos, te veo tan nítida que incluso te toco y llega  ese roce tan suave de tu piel hasta las yemas de mis dedos, increíblemente real.


Y es que decidiste irte de repente, bien es cierto que tras 98 años de vida, intensísima, quizá era el momento de dejar esta jungla de locos y descansar de esa actividad frenética que no te hizo  parar ni hasta el último día, enérgica, inquieta, intranquila, cabezota, constante y muy tuya…tanto, tanto, que muchos secretos contados en mi oído se fueron contigo, para siempre una mañana de Abril. 


Te quise con locura, te quiero y te querré hasta que yo también diga adiós, dicen que cuando alguien se va y llega otra vida en un lapso muy corto de tiempo, siempre queda algo del primero en el segundo, y lo confirmo, tiene esa sonrisa en sus labios, esa mirada de amor en cada momento, como tú la tuviste conmigo, cada día.

Y  además...
  

Cuando tuve miedo, dormí contigo.


 Cuando tuve hambre, me preparaste con esas manos de ángel, el mejor  de los manjares

Cuando lloré, secaste rauda mis lágrimas


Cuando estaba cansada, me dejabas apoyar la cabeza en tu regazo y me dormía al instante


Cuando necesité algo…..lo que fuese…..siempre pude contar contigo



Apostaste por mí, desde siempre y sabes que fuiste la única que me apoyó en mi aventura , que nunca me hizo un reproche por lanzarme al vacío, que cogía el teléfono cada día desde que partí con esa alegría inusual y me contaba una y otra vez las mismas cosas, repetidas, iguales, sencillas. 


Nunca te equivocaste, ¿sabes? Quizá me enfadé contigo alguna vez por opinar sobre cosas que debías,  pero mi adolescencia se rebelaba contra tu sabiduría, siempre tuviste razón, paciencia xiqueta, va a pasar esto, pero no  te creía, quería todo y lo quería ya…..


Desde esos ojos claros, pasó una guerra civil, una hambruna, una lucha constante en la que te convertiste en madre de cada uno de nosotros, de dos generaciones, cuidaste a cada uno de tus sobrinos mejor que si los hubieras parido, amaste a cada uno de tus resobrinos como si fuesen tus nietos y adoraste a cada uno de sus hijos….sé que cuidas al mío, porque me lo dices en sueños, de vez en cuando, cuando la tensión crece apareces, o más bien, te traigo yo, porque sólo pensar en ti me calma. 


Y aunque ahora sonrío, con la cara anegada en lágrimas, con un nudo que hasta me desgarra la garganta, sé que perderte ha sido el trance más duro por el que he pasado hasta ahora,  que sigo necesitando a menudo, que cuando vuelvo a casa estás por allí, en la cocina, en la salita, en la terraza tomando un poco de sol….


Tía Mayor, te veo pronto en mis sueños, porque si algo aspiro en la vida, es convertirme en una anciana como tú, en una mujer fuerte, tremendamente grande y con un corazón….ay que corazón!!  


Dale un besazo enorme a la Yaya, a mis abuelos y al Tío Juanje….también los echo de menos, pero tú….tú me haces falta cada momento.

martes, 11 de diciembre de 2012

Gotas



¿Te acuerdas de aquella noche? 

Esa que nos conocimos, era una Valencia invernal, pero como siempre no hacia frío, ni siquiera había humedad en el ambiente, la noche era cerrada, bien tarde y el amanecer esperaba salir tras las fincas donde se apagan las farolas en la nit del Foc.

Aún así, paseando de vuelta a casa por la Alameda desierta de gente, me ofreciste tus guantes,te dije que no y me  replicaste  que aún así  preferías que pusiera  la mano en tu bolsillo cogida de la tuya,pasamos por las torres de Serrano,  andamos hacia la Gran Vía, disfrutando del silencio, la soledad y a la vez la mejor compañía.

Estuvimos horas antes hablando, adivinaste con esa cara de interesante cada cosa que me pasaba, cada herida que no estaba cerrada, cada sueño que escondía. Sin dejar de fijar en mi esos ojos verdes aceituna, enormes, sinceros, que brillaban con luz propia. 

Llegamos al Trina, fin del destino. Pedimos un café caliente y jugábamos con el vaho en el cristal, creando dibujos divertidos, formando corazones con los dedos. 

Sonreias,  me sentía pequeña a tu lado, casi una niña que no sabía nada del mundo, tú, aventurero, había recorrido infinidad de lugares, conocido a miles de personas y  allí estabas, simplemente, gastando ese preciado tiempo tuyo conmigo. 


Y cuando menos lo esperaba, allí estaba, ese beso plasmado como un trazo de color rojo en un lienzo azul celeste, cruzó como un rayo, sin previo aviso, sin siquiera dejar que pensara que venia y se fue a posar como grácil mariposa en mis trémulos labios, entreabiertos. 

Y te uniste insoldablemente a mi, para siempre, sin más escándalo que ese, sin ruido, sin duda alguna...

Y me dijiste con voz tan seria como sensual, tan sobria como divertida....haz esa llamada y cambia tu mundo, sé tu misma a partir de hoy, no cejes en el empeño de encontrar lo que tú quieres sin dejarte llevar por los demás. 

Y lo hice, a primera hora. 

Y aquí estoy, una década y algunos años después agradeciendote esas palabras y estremeciéndome cada vez que recuerdo ese beso. Y curiosamente nos prometimos, que cada vez que lloviera, serías esa gota de agua que recorre el cristal, que sigo con el dedo cada vez que la reconozco, que me lleva a ese momento. 

Hasta hoy, que un soplido gélido de viento me ha traido de nuevo tu luz. 







lunes, 19 de noviembre de 2012

Tú, mi sensación






Eres....

Luz, tras esa cara pícara que cada mañana me desvela.

Dulzura, cuando miras con ojos traviesos pidiendo algo que se te antoja.

La risa hecha ser, carcajadas de júbilo desde que el sonido llegó a tu garganta.

Terquedad, para conseguir el objeto que anhelas en el momento exacto.

Pena, cuando las lágrimas bañan tus mejillas henchidas por el dolor, por el capricho, por la angustia...

Energía, cuando el nervio te desborda y no puedes parar un instante quieto.

Paz, cuando al fin te rinde el sueño y te doblegas ante el.

Bondad, en el momento en que ves a un niño llorar y te acercas a acariciarle.

Desesperación, cuando un torbellino de furia te envuelve y no sabes controlarlo.

Arte, cuando coges un pincel e imaginas mil historias, dibujadas en un sólo trazo.

Sabiduría, cuando nos das una lección de vida con alguna inocente treta.

Caos, cuando acabas de jugar con miles de cosas a la vez.

Belleza, en cada rasgo de tu cara, en cada curva de tu piel.

Genialidad, cuando inventas términos imposibles, pero totalmente lógicos para ti.

Amor, cuando de esa infante boca sale algo tan hermoso como un Te Quiero.

Podria escribir mil entradas, mil sensaciones....

Lo eres todo, desde el primer instante en que te gestabas, en que decidiste que era el momento de llegar a mi...

 Apareciste, sentando las bases de un derecho a ser amado por encima de todas las cosas,  de ser protegido ante cualquier adversidad, de ser el principal actor de la película de mi vida. 

No te evitaré el dolor, las incongruencias, los fracasos y los golpes, no te facilitaré las cosas que tienes que hacer por ti sólo, no me tendrás eternamente a tu disposición con sólo chasquear un dedo, no seré tu sombra al acecho del peligro, no viviré tu vida

Pero estaré aquí, siempre. Contigo. Por hacer que deje de ser Ana, para convertirme en cuatro letras de oro, mágicas.....

Mamá. 

 













martes, 6 de noviembre de 2012

Amistad



 


Hay un hilo invisible que me une a muchas personas,  tiene muchisimas formas:

A veces es muy fuerte, increiblemente robusto, grueso, como un cabo de barco que le amarra al puerto pese a la tempestad que se acerca. Pueden pasar años, lustros o décadas y ahí sigue, sin necesidad de tocarlo, ni de mantenerlo. Es simplemente fijarse en él y asombrarse de lo bien que está tejido, quizá con cariño, admiración, constancia o dejadez, pero se creó con tal esmero, que es insondable saber como resiste tanto.

Aquí es dónde yo enmarco a la família, junto con los amigos más íntimos, cercanos, míos. Esos que cuando crees que el aire no va a dejarte respirar, abren la ventana de par en par, te levantan y te muestran el paisaje dándote razones para no dejar de tomar impulso. Esos que sólo en pensar en ellos te calma, pues sabes que te acunarán entre sus brazos con un arrullo de voz, mientras te están diciendo las verdades más dolorosas al oído. 

Hay otros que han aparecido recientemente, pero no por eso dejan de ser especiales, se han creado tras una pantalla, en un teclado,  tan sólo alimentados por el día a día, cada pieza que estaba separada por mucha distancia se va colocando en su lugar correcto, ambas partes aún sin cerciorarse deciden crear el puzzle de la vida, trenzando el hilo y dándole firmeza. Aparecen, se quedan, residen en mi hogar con sólo encender la pantalla, pero ojo, son los más delicados, están  tan sólo a un click del adiós, a un tijeretazo virtual, ya que no ves sus rostros en el momento de la despedida.

A veces uno de esos hilos se enmaraña, se va liando, enredando, vamos tejiendo nudos alrededor y aún queriendo desenredarlos nos es ardua tarea, poco a poco se van creando otros a nuestras espaldas, quizás sin saberlo, una lucha encarnizada que cuesta mantener, que suele acabar cediendo y relegando al olvido. Quedan restos de la montaña de hilos, pero cuesta tiempo y esfuerzo ponerse a trabajar en ellos. Son los más duros, los que no reconfortan, los que como una montaña de ropa sin planchar te llaman con voz tétrica mientras piensas para tus adentros...en otro momento.

Y por fin, en algunos casos quizá por la misma fuerza o tal vez por lo contrario, se rompen....esos hilos son los que siempre dejan en todo caso, una enseñanza...desilusión, tristeza, orgullo, lucha, engaño...Ese aprendizaje que se guarda en un cajón de la memoria para no cometer el mismo error de nuevo, para ser más inteligente la siguiente vez, los que nos dejan alivio o dolor, los que nos hacen olvidar raudos o pensar durante horas.

Y es que en la vida, ya lo decian los mayores, lo más importante es saber mover los hilos.....

Y  en mi poder por suerte, tengo un manojo de ellos, por los que daría mi propia vida.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Aromas....





                                                     
                                                               Beniatjar

Hay una concatenación de aromas  que me acompañan siempre,  cuando llega el invierno y todos ellos se centran en un lugar.

En una casa de pueblo, modesta, recóndita, ahora lejana…fría por naturaleza, por eso el lar siempre está encendido, por  lo que cada vez que veo  una lumbre en su apogeo me lleva directamente a ella, a evocar momentos secretos de mi infancia.

A  la izquierda, hay una mujer sentada, entrada en años, pero no vieja. Tiene la cara más amable del mundo. Está en su mecedora con un rítmico movimiento, mientras hace maravillas de ganchillo, auténtica artesanía. Las gafas le caen por encima de la nariz y de vez en cuando alza la mirada y me sonríe…la “meua xiqueta”, suspira.
Tiene sobre ella una bombilla desnuda, tras un cable blanco, colgando, haciendo un ligero sonido de electricidad constante, los dedos se entrelazan, con la lana, que reposa en su regazo, mientras la obra de arte toma forma.

El atardecer pasa….en el centro hay una mesa robusta de madera, oscura, con una talla en sus pies, entre los que tantas veces me he escondido, debajo del mantel. El suelo, es de cerámica fría, con un dibujo de flores difícil de superar….al frente un armario que guarda tesoros, entre ellos, el azucarero con tapa.

Y desde la alacena, situada debajo de la escalera, me asomo a ver, me acerco. Abro la puerta y entonces, sólo entonces el olor del aceite en crudo, que desprenden las grandes tinajas me envuelve hasta marearme, hasta perder casi el sentido, imagino dentro a mi abuelo, con manos de labrador, que no ha parado un segundo de su vida de trabajar. Aún no estando, imagino que el viejo me sonríe, con esa mirada pícara y traviesa, que tanto adoro, y en su mano tiene un medidor, está llenando alguna garrafa para alguien. 

Sigo andando, hay un portalón que separa la estancia principal de la cocina, el baño y el corral. Una gran puerta que va del techo al suelo, con dos hojas. Y oigo un suave borboteo, una música de agua que llega plácida hacia mí, oigo el no te acerques inmediato….y me quedo en la puerta observando la gran lata, hirviendo, llena de tarros de cristal con tapa, llenos de mermelada de pruna (ciruelo) negra. Dulce, deliciosamente ácida, única….me alejo….dentro de poco vendrán con la gran ccuhara de madera a moverlas.

La noche ha caído sobre el pequeño pueblo, pero yo sigo en el interior de esa casa, cálida, la hoguera en brasas…es el momento preferido, mi abuela deja su faena a un lado, se levanta pesadamente de su mecedora y yo la sigo con la mirada. Abre la nevera y de ella saca una fuente de porcelana, antigua, llena de deliciosas chuletas de cordero, morcillas, longanizas….y corta unas hogazas de pan de pueblo, grandes….deja sobre la mesa  el jarro de vino que se desborda un poco, es un vino fuerte, de carácter, que llena de olor la copa sobre la que lo derraman.

Coge la graella, la abre de par en par y mete las comandas una a una entre esos hierros. Atiza el fuego, hace un lecho de brasas y es entonces, cuando de verdad llega Noviembre, cuando la grasa del cordero empieza a chisporrotear y el olor del embutido llena la estancia…..aceite crudo en el pan, carne recién hecha marcada por el fuego…

Y es entonces cuando mi gente  vuelve del campo y la casa se llena de nuevo de vida...

 

jueves, 25 de octubre de 2012

Tiempo....






Mi foto preferida, sin duda.....

Fijaros en la fuerza que emana la mirada feroz, el color verde amarillento de una mujer que parece que vaya a atacar en ese preciso instante, saltar sobre aquel que quiere robarle su más preciado tesoro...su esencia interior e inocencia, esa mirada de ojos expresivos que todos desearíamos poseer. 

Yo veo un bosque es sus ojos, veo el mar en calma un día de verano bañado por el sol, la asimetría perfecta en ese tono del color del desierto, tostada, perfecta...veo belleza a raudales, fuerza, carisma, sencillez...el rojo de su túnica que enmarca un momento de su vida único, el paso que todos tememos de niña a mujer...sin un atisbo de duda.

No necesita nada, ningún producto de belleza, porque la posee toda.... le robaron la imagen, la hicieron portada de una revista, la mostraron al mundo....nadie sabia quién era, ni el propio fotógrafo, que no cesó en buscarla. 

En 1984, en el campo de refugiados de Nasir Bagh, en la frontera con Pakistán, Steve McCurry toma el retrato de una joven afgana, huérfana en un pueblo bombardeado por los soviéticos.
El encuentro sólo dura un cuarto de hora, no le pide su nombre, apunta sólo la edad: doce años.

Cuenta que su burka, el velo integral de las mujeres afganas, está presente en su vida, que la paz que los talibanes aportaron a este país sin ley y los bombardeos americanos la han entristecido.
Tecto del  diario "Liberation"

Y el mundo sigue para todos, incluso para ella y su mirada....pasa la historia, el momento, la vida....pero esta vez, el fotógrafo se deja atrapar por esa mirada infinita y desea recuperarla de nuevo, saber de ella, encontrarla...y tras 18 años lo consigue....y la retrata de nuevo. 

Madre de tres hijos,  de guerra en guerra....esconde sus ojos y sus 30 años bajo un Burka, ha dejado que el tiempo pase por delante de su belleza, marque la huella en su piel, su pelo....pero lo más triste es que el tiempo, (los talibanes, los americanos) le ha robado la mirada, la fuerza, el carisma....esa felinidad que poseía

La veo y veo el interrogante en ella, la ausencia de sonrisa, la falta de ese brillo feroz que nos llevaba a otro mundo, la miro y me devuelve una pregunta que quizá quede siempre en mi....

¿Que quereís ahora?


Su nombre es Sharbat Gula