Querido Óscar:
Hoy me has roto
el corazón, en pedacitos.
Imagino que
tendré que reconstruirlo con pegamento del fuerte, de esos que si lo usas
tienes el riesgo de no volver a separar
los dedos en mucho tiempo….
Era Septiembre de
1990.
Yo no quería ir a
ese colegio nuevo, dejar a mis amigos que tanto adoraba, empezar de nuevo y
encima con la etiqueta de ser la hija de…. Aún pienso en la angustia que
sentía, los días previos.
Pero de repente,
apareció tu carita de niño, esos ojos morenos y esa sonrisa tan infantil, me
dio un vuelco el corazón. Me enamoré de ti con ese amor infante de los que aún
no saben ni lo que significa esa palabra, con toda la inocencia del mundo, con
toda la vergüenza que pueda existir a los 12 años.
Me levantaba rauda
cada mañana por verte, exactamente igual que los tres años siguientes….incluso años después
por las mañanas te veía pasar por debajo de la ventana del instituto, caminando
con la mochila al hombro y me alegraba
Te lo dije hará
un año, cuando me encontraste en Facebook y te lo confesé entre risas, no
quisiste creerme, me regañaste por no contártelo en ese momento, pero los dos
sabemos que yo no estaba en la lista de las chicas más guapas y populares, tuviste
amoríos creo que con todas ellas!!! Además sabías que vivía lejos y que mi
padre como bien dijiste, imponía muchísimo.
Ibas a Sexto C,
el curso de los chicos malotes, eras amigo de todos y todos eran tus amigos y
te recuerdo así…pequeño, guapo a rabiar y con el don de iluminar mis mañanas, aadoraba las excursiones, porque eran ratitos juntos, aunque siempre te sentabas en la fila de atrás...
Retomamos la
amistad, hasta hablar casi a diario, por teléfono, por internet….me llevo de ti
tus secretos, guardaditos en mi corazón, porque los tenías, tus miedos y tu
último logro, del que estabas muy orgulloso (ambos sabemos que no era ese piso
que me prometiste enseñarme en cuanto fuera a Valencia). De tus amoríos y de
tus derrotas, de tus impulsos, de tus subidas y bajadas, de tus amigos del
alma.
Y de repente,
decides irte, sin avisar.
Y me dejas aquí,
sin poder darte ese abrazo del que tanto hemos hablado, con día y hora para
vernos apuntada en la agenda, en rojo….y las lágrimas no han querido brotar,
hasta ahora.
Como un torrente,
no paran. Y es que son 35 años, mi niño. Eres un crío para irte tan pronto.
Me han dicho que
se te ha parado el corazón, el que latía tan fuerte cuando me hablabas de ella,
cuando me decías que te tenía loco….estoy lejos, no puedo ir a despedirte y
seguro que no me hubieses dejado, quédate con Adrián, me hubieses dicho, dale
un besazo muy fuerte de mi parte.
Y se lo daré. En
cuanto lo recoja del cole. Te lo prometo
Adiós cielo. Te quiero.