martes, 8 de enero de 2013

Silencio





Las 7 de la mañana 
Reina la calma…..me levanto en silencio y me asomo a verte,  entre suspiros de sueño, estás tranquilo, rendido. 


Por primera vez en mucho tiempo,  disfruto de la vida inerte de la casa, casi increíble la paz que hay, siempre alerta espero la llamada que no llega. 


Entro al baño de puntillas y dejo correr el agua, suena como un ronroneo dulce….me evado del mundo


Mientras noto como el vaho va adhiriéndose a los cristales, veo como el sol sale despacio, trémulo entre la neblina de frío y sé que en un instante,  borrará el manto blanco de escarcha que en el suelo espera su fin reposado, tras muchos días de niebla intensa, se agradece un poco de luz anaranjada sobre el horizonte marrón y verde.


Mi piel nota el agua caliente y desea que la sensación dure más de lo que debe, el cuerpo dormido empieza a reaccionar, a coger brío para empezar la jornada, la rutina, el fin del caos de horarios. 


Bajo y me maravilla el silencio que sigue impregnando la casa, agudizo el oído aún creyendo que estoy soñando, dejo que el aroma del café invada poco a poco la cocina, pongo a tostar el pan y disfruto del sabor agridulce de la mermelada sobre la mantequilla salada. 


Y pienso, mirando el calendario recién estrenado sin ningún apunte,  que de nuevo entramos en un año en blanco, que debemos llenarlo de citas de médicos, de actividades interesantes y de viajes por planear, pintar las fiestas en rojo, los cumpleaños de la familia y amigos en verde….pero no lo voy a hacer ahora, quizá no lo haga hasta bien pasado Marzo, porque la inmediatez no es lo mío desde hace unos cuantos años.


Si algo he aprendido a lo largo de mi vida es que de alguna manera, todo llega. 

Y si ansiamos en que llegue se pasa muchísimo peor que si esperamos tranquilamente, comprobado. 


Pues ahora aplico esa  teoría a la vida, cuando menos te lo esperas, ocurre. 


Y si lo esperas, se hace eterno.


Si ya lo dice el dicho….el que espera desespera, y yo ya no estoy para desesperar.


Y así hemos empezado el año laboral, divagando, poniéndonos propósitos imposibles sólo para lograrlos, como desafío personal. Pero si no lo hago, no pasa nada, sé que algún día lo lograré. 

Siempre lo he hecho, tarde o temprano consigo lo que quiero.


Y ahora, le toca el turno a la vida, seguir con ella o empezar de cero. Voto por lo segundo. 


Feliz Año 2013

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